CGT hará el 24-E el primer paro contra Milei e irá al Congreso: esperan 1 millón de personas

Apurada por el paquete de reformas que Javier Milei mandó a tratar en sesiones extraordinarias, la CGT llamó al primer paro nacional de la actual gestión para el 24 de enero a partir del mediodía junto con una marcha al Congreso para la que espera una convocatoria ambiciosa, cercana al millón de personas. Lo hizo al cabo de las deliberaciones del Comité Central Confederal, su mayor órgano de decisiones, con el respaldo unánime de todos sus participantes, y luego adhirieron a las protestas las dos CTA y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Para el 10 de enero, en tanto, reunirá a sus delegaciones regionales a fin de instruir a los dirigentes a ejercer presión sobre diputados y senadores de cada distrito y disuadirlos de acompañar al Ejecutivo.

La central obrera cumplió así el segundo paso de su estrategia en contra del decreto de necesidad y urgencia (DNU) que contiene una radical reforma laboral y de la denominada «ley ómnibus», luego de la marcha de este miércoles a Tribunales para darle peso político y sindical a las impugnaciones judiciales contra esas iniciativas. Desde hoy los gremialistas organizarán visitas a gobernadores y reuniones con intendentes y legisladores siempre con la misma idea, obstaculizar a toda costa el avance del paquete libertario.

La idea de una primera huelga general contra Milei anidaba en la «mesa chica» de la CGT desde hacía varios días pero terminó de resolverse luego de verificar que el mandatario tenía planeado adjudicarse poderes especiales y el relevo del Congreso en sus primeros dos años de mandato (prorrogables por otros dos). La fecha fue elegida por ser la previa al probable tratamiento parlamentario del paquete de reformas. Hasta antes de la reunión del Confederal el consenso generalizado era que se facultara al Consejo Directivo para fijar la fecha de una huelga.

El diseño del plan de lucha anunciado quedó resuelto en una reunión previa que se desarrolló en el sindicato del Vidrio, en la avenida Garay al 300. Allí se congregó el triunvirato de secretarios generales, Héctor Daer, Pablo Moyano y Carlos Acuña, junto a los «independientes» de buen diálogo con todos los gobiernos Gerardo Martínez (albañiles, Uocra), Andrés Rodríguez (estatales, UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), el metalúrgico Abel Furlán (UOM) y el dueño de casa, Cristina Jerónimo, entre otros.

Señal al Gobierno y al peronismo

De ese encuentro surgió la iniciativa de endurecer más las posiciones con el Gobierno. El paro ya resuelto, en ese tren, resultará una señal a dos puntas: al propio Ejecutivo, por un lado, y también al peronismo en donde los gremialistas visualizan escasa voluntad de beligerancia. Como explicó este diario para la «mesa chica» de la central el rol protagónico para enfrentar el DNU lo debe asumir la política desde el Congreso, y el sindicalismo permanecer como último bastión en la disputa callejera y dentro de las fábricas.

«Si el Gobierno quiere dialogar con nosotros va a tener que bajar antes el DNU», le advirtió anoche a este diario Furlán, uno de los más resueltos a impulsar medidas de fuerza y responsable de un sindicato que se perfila como de los más afectados por el parate económico y la apertura de las importaciones que promueve el oficialismo. El dirigente aseguró que el paquete libertario «pareciera estar apuntado a poner fin a la alternancia política con un claro ataque al bastión peronista que representan los gremios».

Si la marcha a Tribunales del miércoles resultó un primer acto exploratorio de cómo se administrará la tensión de los conflictos con el nuevo gobierno, la marcha del 24 a partir del mediodía hacia el Congreso será la prueba de fuego decisiva e incluirá en ese laboratorio al protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich. Los participantes del Confederal resolvieron ayer un operativo logístico de grandes dimensiones para transportar a sus afiliados desde los establecimientos laborales hasta la sede del Parlamento. De ahí que comenzara ayer mismo a circular el número de un millón de participantes como meta, lo que implicaría una concurrencia inédita en la historia democrática para una convocatoria de la CGT.

A Tribunales se calcula que fueron no menos de 50 mil personas, aportadas en lo esencial por «cuerpos orgánicos», es decir delegados sindicales de los gremios de la CGT y las CTA de los Trabajadores y Autónoma, así como dirigentes inermedios de la UTEP. Para el 24 se extenderá el llamado a todos los trabajadores mediante una labor de propaganda que se extenderá durante todo el mes, un período además inédito para la puesta en práctica de una huelga general.

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