A diez años de su muerte, el legado de Néstor Kirchner sigue más vigente que nunca. Y a medida que pasa el tiempo su figura se agiganta por varias de sus conquistas más significativas y recordadas.

La recuperación económica, que fue extraordinariamente exitosa, después de una crisis tan profunda como fue la que se dio entre el 2001 y 2002; el restablecimiento de una Nación con desarrollo industrial, inclusión social y con trabajo. Néstor logró sacar al país del camino neoliberal que condenaba a la Argentina a ser un país exportador de productos primarios y nada más.

Néstor renovó la manera de concebir la política, acercó a millones de jóvenes y motivó el regreso de otros que se encontraban alejados ante tantas decepciones. Creó una nueva generación de militantes.

Abrazó con fuerza su convicción por solucionar los pendientes de Memoria, Verdad y Justicia. Néstor entendió desde el día que asumió que una sociedad no podía convivir con la impunidad y resignarse al olvido. Tenía muy claro que esa herida no iba a cicatrizar con el paso del tiempo y se propuso saldar las deudas que existían con las víctimas del terrorismo de Estado.

En su primer discurso como Presidente, Néstor Kirchner pronunciaría una frase que marcaría su lucha en Derechos Humanos: “Sabemos a dónde vamos y sabemos a dónde no queremos ir o volver”. A donde se comprometió Néstor no volver “Nunca Más” es a las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Por eso reactivó las causas judiciales que involucraban a cientos de militares represores, para que sean juzgados por los crímenes de lesa humanidad. Esa misma valentía lo llevó a descolgar los cuadros de los dictadores Jorge Videla y Reynaldo Bignone del Colegio Militar, así como el de tantos otros represores.

En su primer 24 de marzo como Presidente, Kirchner pidió “perdón de parte del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia por tantas atrocidades”. Dejando en claro que no se trataba “de rencor ni de odio” sino que su lucha tenía un único objetivo: Justicia.

Estela De Carlotto lo recuerda con admiración en cada testimonio que lo menciona: “Con Néstor cayeron las leyes de impunidad, el indulto, se hicieron cosas muy buenas para la sociedad en su conjunto y en especial para los derechos humanos”. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo lo resume con precisión: “Cumplió con el deseo de aquellos que no viven y que todavía no sabemos dónde están. Orientó a los jóvenes a defender la democracia”.

Otra vez la juventud presente en la obra de Néstor Kirchner. Una y otra vez, esa juventud que se terminó enamorando de un líder que les devolvió la confianza y las ganas de participar.

Es el “Topo” Devoto quien en su libro “Néstor, el hombre que cambió todo” cuenta que la obsesión de Néstor era que los jóvenes se involucren en la discusión.

“A los pocos meses de la asunción de su gobierno, Néstor me invito a desayunar a la Casa de Gobierno. Sobre su escritorio había una gran cantidad de fotos de uno de los actos que había dado ya como Presidente. La mayoría de los rostros de la gente que estaba en el acto eran jóvenes. Néstor me miró fijo y me dijo: “Topo” mira estas caras, cuantos jóvenes. Eso significa que uno de nuestros objetivos por el paso de la Presidencia lo estamos logrando: convocar a la juventud nuevamente a que se involucre en la política”.

Hoy será homenajeado con estatuas, caravanas y mil flores. La militancia se propondrá no llorarlo, intentará recordarlo como alguna vez pidió el mismo Néstor allá por 2005 al leer un poema de Joaquín Areta (militante desaparecido en la dictadura) en la Feria del Libro: “Quisiera que me recuerden sin llorar, ni lamentarme. Quisiera que me recuerden por haber hecho caminos, por haber marcado un rumbo, porque emocioné su alma, porque se sintieron queridos, protegidos y ayudados. Porque interpreté sus ansias, porque canalicé su amor. Quisiera que me recuerden junto a la risa de los felices, la seguridad de los justos, el sufrimiento de los humildes. Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores, con comprensión por mis debilidades, con cariño por mis virtudes. Si no es así, prefiero el olvido, que será el más duro castigo por no cumplir mi deber de hombre”.

0Shares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.